La construcción de terrazas verdes data de muchísimos años en la historia de la vivienda, en muchas culturas utilizaron este recurso constructivo por disponibilidad de materiales y ventajas en el confort climático.
Con estas premisas y sumada la necesidad de disminuir el impacto de las ciudades sobre el medioambiente se opta cada vez más por la construcción de las mismas.
Los beneficios ambientales se constatan tanto en la prolongación de la vida útil de los materiales, la disminución de la temperatura interior, la ralentización del escurrimiento del agua de lluvia, la mejora en el paisaje urbano y el agregado de biodiversidad ya sean espacios accesibles o de vista.
La estructura debe soportar el peso de las diferentes capas de materiales, más el sustrato húmedo y la vegetación. La impermeabilización debe estar comprobada mediante prueba hidráulica antes de instalar el resto de los materiales.
Las terrazas verdes pueden clasificarse por uso y método constructivo en intensivas, semi-intensivas y extensivas:
Las limitantes para la vida vegetal no están condicionadas solamente por la calidad y profundidad del sustrato sino también por otras condiciones ambientales que son comunes a todos los espacios verdes: asoleamiento, vientos y temperatura.
Se debe considerar que en todo sistema artificial debe contemplarse la provisión de agua, fertilización y mantenimiento para controlar la sanidad, tamaño de las plantas y la presencia de malezas o nacimiento de otras especies que pueden volverse un problema. Lo más importante de la terraza verde es la composición del sustrato, ya sea por el peso que ejerce sobre toda la estructura constructiva, como por la velocidad en que el agua se retiene y libera en el mismo. Considerando estos puntos, las posibilidades de diseño son enormes.