La luz. Tema histórico y recurrente en la arquitectura de todos los tiempos, culturas y latitudes, ha sido motivadora de diversas concepciones arquitectónicas y definiciones al respecto, las cuales a través de los años siguen siendo referentes conceptuales para muchos arquitectos. Vale citar al célebre Le Corbusier, protagonista indiscutido del nacimiento y desarrollo de la arquitectura moderna, quién dijera que “la arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz¨.

Acercándonos en el tiempo, encontramos otras citas de interés, como las del contemporáneo arquitecto español Alberto Campo Baeza, que nos dice….

“La LUZ es el tema central de la Arquitectura. No es la LUZ algo vago, difuso, que se da por supuesto porque siempre está presente. Sí es la LUZ algo concreto, preciso, continuo, matérico. Materia medible y cuantificable donde las haya, como muy bien saben los físicos.

La LUZ, como la GRAVEDAD, es algo inevitable. Afortunadamente inevitable, ya que, en definitiva, la Arquitectura marcha a lo largo de la Historia gracias a esas dos realidades primigenias: LUZ y GRAVEDAD.

Y si la lucha por vencer, por convencer a la GRAVEDAD, sigue siendo un diálogo con ella del que nace la Arquitectura, la búsqueda de la LUZ es la que pone ese diálogo en sus niveles más sublimes. Se descubre entonces que la LUZ es la única que de verdad es capaz de vencer, de convencer a la GRAVEDAD. Y así, cuando el arquitecto le pone las trampas adecuadas al sol, a la LUZ, ésta, perforando el espacio conformado por estructuras que, más o menos pesantes, necesitan estar ligadas al suelo para transmitir la primitiva fuerza de la GRAVEDAD, rompe el hechizo y hace flotar, levitar, volar ese espacio. Santa Sofía, el Panteón o Ronchamp (1), son pruebas tangibles de esta portentosa realidad.

La clave está en el entendimiento profundo de la LUZ como materia, como material, como material moderno. Ha llegado el momento de la Historia de la Arquitectura, en que debemos enfrentarnos a la LUZ. El primer material creado, el más eterno y universal de los materiales, se erige así en el material central con el que construir, CREAR el espacio. El espacio en su más moderno entendimiento. El arquitecto vuelve así, a reconocerse una vez más como CREADOR. Como dominador del mundo de la LUZ.”

Desde mi rol de iluminador, hace un tiempo ya que adhiero y trabajo la luz como material de construcción. Un buen proyecto de iluminación en arquitectura, debe contemplar el espacio iluminado por luz natural y por luz artificial; luz artificial que ha dejado ya de verse como una simple herramienta utilizada exclusivamente para proveer la iluminación indispensable que permite ejecutar una actividad funcional. Las nuevas tecnologías han ampliado las posibilidades ofreciendo múltiples alternativas con las que iluminar la arquitectura, permitiendo al iluminador trabajar en sintonía con las intenciones del diseñador del espacio arquitectónico, incorporándose en su fase de estudio e introduciendo la iluminación en el concepto de diseño como parte importante del mismo.

Es la luz la que se materializa, no los componentes. Las lámparas y luminarias están compuestas de un material tangible, físico. Se pueden tocar. La luz es un material que se ve, se percibe, se necesita. No podés tocar la luz. Pero si disfrutarla. El conocimiento específico de la iluminación y de cómo una persona interpretará sus estímulos visuales me permite manipular sensiblemente la luz y diseñar sus efectos e intensidades, jugando en el espacio y sobre los volúmenes, realizando una iluminación arquitectónica capaz de operar sobre los aspectos perceptivos del observador, sus sensaciones y emociones.

(1) N de la R:

SANCTA SOPHIA. Situada en Estambul, es una antigua basílica ortodoxa. Finalmente y, luego del tránsito de diversas culturas, fue convertida en mezquita. Data del año 360 y fue finalizada por el Arq. Isidoro de Mileto. Su famosa cúpula la convirtió en un emblema de la arquitectura Bizantina, siendo la catedral con mayor superficie por casi mil años.

Por su concepción estructural no parece descansar en una base sólida, capturando la luz y generando reflejos por múltiples ventanas ubicadas en la cúpula y a diferentes niveles.

PANTEON. Templo Romano concluído por Adriano 123-125 d.c. Es un único ambiente de planta circular de 44m de diámetro y con la misma altura. La cúpula hemisférica del mismo diámetro, ha sido considerada la mas grande del mundo.

En su nivel superior presenta un vacío de 8,86 m de diámetro, el cual es la única fuente de luz de todo ese espacio conceptualmente cerrado-abierto. En los diferentes momentos del año, actúa como un gigantesco reloj solar.

NOTRE DAME DU RONCHAMP. Ubicada en la comuna homónima al sureste de París, se implanta en la cima de una colina, la cual actúa a manera de gran pedestal.

De escultórica concepción, su techo parece flotar sobre el edificio; en tanto numerosas ventanas ubicadas aleatoriamente perforan los profundos muros generando una diversidad de efectos lumínicos por su tamaño, posición y el color de los vidrios.